Él parecía indeferente, pero por dentro estaba muriendo, tenía ganas de gritar, de arrodillarse y pedir perdón, pero el orgullo siempre gana la batalla y allí estaba, mirando impotente como su princesa salía para siempre de su vida. Miraba el reloj sin pestañear siquiera, suplicandole en silencio que le diera más tiempo. Las horas se hicieron segundos y había llegado la hora de partir, sin decir nada, con el corazón apretado la ayudó a llevar las cosas al auto. El camino se hizo eterno, eterno como todos aquellos momentos en que ella le robaba la cordura, sus bocas sin decir nada, pero sus corazones gritando a más no poder. Al llegar al aeropuerto y embarcar sus cosas ambos se quedaron parados, él intentó tocarla, pero ella lo esquivó.
Ella sentía como poco a poco su corazón se iva callendo y justo en ese momento anunciaron que debía abordar el vuelo, sintió en ese momento que su mundo se desmoronaba, le faltó el aire y lloró ... lloró como nunca, eso era todo, el final de su cuento, hasta ese momento no había asimilado que sería la última vez que lo vería, a su mente venían imagenes de todos esos años juntos, todos esos momentos, palabras, promesas, sueños, todas esas cosas que ya no valían nada. Casi como un robot, como algo sin vida, tomó sus malestas y comenzó a caminar.
Él quiso gritar, pero su boca no se movió, era como que su alma era la que caminaba pero sus musculos no lo acompañaban, se dió la vuelta y caminó lento, sentía que a cada paso se hacía más pequeño, las luces les parecían más fuertes, las voces a su alrededor se ivan apagando, no quedaba nada, nada ya tenía sentido, ella se iva y él después de prometerle la luna mirando sus hermosos ojos y de sentirla tan suya lo estaba permitiendo, entre tanto silencio escuchó una voz diciendo su nombre, ¡Era ella! dió la vuelta tan rápido como pudo y la vió parada, con los ojos hinchados pero aún asi tan hermosos como cuando la conoció, se acercó a ella, con su cuerpo, su alma y se acercó también el corazón.
Ella decidió llamarlo, porque no se perdonaría nunca haber permitido que su cuento tan maravilloso terminara así, sin una despedida siquiera, mientras lo veía acercarse recordaba cosas que en ese momento no deberían tener tanto sentido, cuando estuvieron frente a frente, solo se miraron, como si hubiera un avismo inmenso entre ellos, como si aún estando a un paso del otro estuvieran tan lejos.
Ambos se abrazaron, tan fuerte que sentían que ivan a explotar, lloraron sus alegrias, sus tristezas, lloraron sus sueños, sus planes, lloraron todo su amor ... no tuvieron que hablar siquiera, sus cuerpos lo decían todo, él le juró que lograria que ella lo volviera a amar, que no se fuera, que no lo destruyera, que porfavor se quedara para siempre a su lado.
Ella lo soltó, se acercó y le dio un beso, y en ese beso lo último que le quedaba de vida se fue con él. Dio la vuelta y caminó, caminó y caminó, antes de salir por la puerta dio la vuelta y dijo "Siempre estaré contigo" y se fue, subió al avión, al sentarse miró por la ventana y lo vió a lo lejos, lloró por él por última vez, cuando el avion despegó, se secó las lagrimas, y al ver por la ventana observó las nubes, respiro fuerte y pensó : tranquilo corazón, todo estará bien.
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